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Los comienzos de Ralph Lauren
Ralph Rueben Lifshitz, nacido en el Bronx en 1939, creció en una familia de inmigrantes judíos, sin grandes lujos pero con muchas aspiraciones, luchando por el sueño americano. La moda le fascinó desde muy joven y, adoptando el apellido Lauren durante su adolescencia, comenzó su camino en el mundo del diseño. Es cierto que nunca se formó de manera oficial, pero en su caso no fue necesario, ya que su ojo para la moda y su talento innato eran innegables.

Su carrera despegó en los años 60. Trabajó como asistente en la tienda Brooks Brothers de Madison Avenue y, en 1967, fundó la marca Polo, vendiendo sus diseños en su propia boutique de corbatas. Si algo supo hacer desde el principio fue vender un estilo de vida sofisticado y aspiracional. Polo Ralph Lauren nació con la promesa de redefinir el estilo masculino en una época en la que lo ancho y atrevido aún no estaba de moda.

Un sello de elegancia deportiva
Uno de los lanzamientos que, sin saberlo, marcaría un hito en Polo Ralph Lauren fue la introducción, en 1972, de su icónica camiseta polo con el famoso logotipo del jinete a caballo, que sin duda alguna todos conocemos (y que, para más de uno, es un must en su armario). Se convirtió en un símbolo de estatus y buen gusto.

Con el paso del tiempo, la marca amplió su catálogo, ofreciendo colecciones femeninas, infantiles, accesorios y, en definitiva, consolidándose como un referente del lujo casual en todas sus facetas. Es llamativo que, en una época donde la moda estadounidense se debatía entre lo hippie y lo disco, Ralph Lauren apostara por lo clásico. Y sobra decir que acertó de lleno.

El éxito de la marca no tardó en llegar a Hollywood. Películas tan icónicas como El Gran Gatsby (1974) vistieron a sus protagonistas con piezas de Ralph Lauren, consolidando todavía más, si cabe, su identidad de lujo atemporal. Su esencia reside en la capacidad de capturar esa estética clásica americana tan buscada y convertirla en un estilo de vida a través de sus prendas. La marca ha vestido generación tras generación a figuras de todo tipo, manteniendo su identidad intacta.

La evolución de un gigante
La moda exige transformación constante, y Ralph Lauren ha sabido adaptarse durante décadas sin perder su esencia. Desde lujosos desfiles en las ciudades más importantes del mundo de la moda —Nueva York, París, Milán— hasta colaboraciones con diseñadores emergentes, la marca ha evolucionado sin sacrificar su ADN.

Y, por supuesto, no ha dejado de lado la sostenibilidad, una preocupación que ha impulsado iniciativas como el uso de materiales ecológicos, incluido el algodón orgánico. Porque, por supuesto, el lujo responsable no solamente es una tendencia.

Más allá del estilo: un estilo de vida
Lo que distingue a Polo Ralph Lauren de otras marcas es que no se limita a vender ropa: vende una aspiración, un sueño y un legado. Sus famosas campañas publicitarias nos transportan a escenarios completamente idílicos: partidos de polo en Palm Beach, yates surcando el Mediterráneo… ¿quién no quisiera estar allí?

En los últimos años, la marca ha apostado por la digitalización y la personalización. A través de la iniciativa Create Your Own , los clientes pueden diseñar sus propias prendas con logos personalizados y colores exclusivos. Además, Ralph Lauren se ha introducido en el mundo del metaverso, llevando su legado a las nuevas generaciones de consumidores digitales y demostrando, una vez más, su capacidad de adaptación.

El legado de Polo Ralph Lauren
Hoy, Ralph Lauren sigue siendo una de las figuras más influyentes en la industria de la moda. Con más de 80 años de historia, su visión no tiene límites y su imperio continúa creciendo con nuevas ideas y conceptos. Su nombre no es solo sinónimo de diseño, sino de un estilo que nunca pasa de moda.

El símbolo de la elegancia estadounidense que sigue cabalgando con más fuerza que nunca hacia el futuro tiene nombre: Polo Ralph Lauren.